El paradigma de la “Adaptación Infinita” gana terreno en la industria bancaria a toda velocidad. Si aún no está en tu agenda, debería estarlo, ya que tiene el poder de definir el futuro de todo el sector de los servicios financieros. A principios de mayo, casi 1000 altos ejecutivos de la industria bancaria de América Latina se reunieron en Miami para debatir lo que nos depara este concepto en el futuro próximo. ¿La conclusión? Se estima que reemplazará a la Transformación Digital como la clave del éxito constante y sostenido para una organización.
Este nuevo enfoque nace como respuesta contundente al ver que la Transformación Digital, como promesa vital para la supervivencia empresarial, no está trayendo los beneficios esperados. Como explica Chris Colbert, ex Managing Director de Harvard Innovation Labs y Chairman of the Board de Fintech Americas, esto se debe a que:
“A pesar de lo seductoras que han sido las promesas de la Transformación Digital para las grandes y pequeñas empresas, locales y mundiales, este paradigma contiene dos supuestos erróneos:
A) El primero es que la Transformación Digital consiste, solamente, en adoptar nuevas tecnologías.
B) El segundo es que los procesos de Transformación tienen un final, un después.”
Su análisis parte de la base de que el ritmo del cambio nunca se detiene, por lo tanto, una vez terminada la transformación de una organización, debe volver a transformarse otra vez. Como el mercado, los competidores y las expectativas de los clientes siempre continuarán evolucionando (y cada vez a mayor velocidad, de hecho), entonces la necesidad de transformarse será constante.
Por tanto, en un mundo donde las tecnologías emergentes, como la Inteligencia Artificial y la automatización, están transformando la forma en que trabajamos y vivimos, aquellos que pueden adaptarse rápidamente tienen una ventaja competitiva significativa. Para poder hacerlo con éxito e implementar este enfoque estratégico, un paso decisivo que hay que dar es conocer cuáles son las 7 leyes de la Adaptación Infinita, y aplicar estos principios para construir una organización con las capacidades humanas y tecnológicas necesarias para triunfar en el siglo XXI.
Ningún sector ha querido aprovechar tanto el potencial de la Transformación Digital como el sector bancario a nivel mundial. Dependiendo de la fuente, en los últimos años los bancos y las instituciones financieras han gastado entre 1 y 5 billones de dólares en intentar obtener mejoras de rendimiento con base en las nuevas tecnologías digitales.
Muchos dirigentes bancarios veían (y siguen viendo) a estas tecnologías como la salvación definitiva, su forma de recuperar los niveles de crecimiento y la posición de antaño. Esta perspectiva fue (y es) alimentada en gran medida por un ejército de falsos tecno-profetas que con sus flechas de Cupido hicieron que los altos ejecutivos se enamoraran de la idea de un modelo de negocio profundamente transformador. Sin embargo, tras varios años de seguir ese camino, un análisis cercano de los datos actuales nos permite correr el velo y conocer la cruda verdad que a muchos bancos les cuesta admitir:
Una reciente encuesta elaborada por Cornerstone Advisors a más de 300 altos ejecutivos de la banca internacional arroja un dato revelador: el 75% respondió que la estrategia de Transformación Digital de su institución está en su etapa inicial, es decir, menos de una cuarta parte de lo previsto.
Por otro lado, un reporte sobre tendencias en la banca refleja que tan solo un 17% de las instituciones financieras implementaron iniciativas de Transformación Digital a escala, lo cual deja a un impresionante 87% con proyectos estancados o en proceso.
Ambos estudios reflejan los mismos problemas endémicos. En primer lugar, tanto los investigadores como los encuestados sugieren que la transformación tiene un principio y un final. Que se trata de una serie de proyectos que hay que llevar a cabo y que, una vez realizados, la Transformación estará completa. En segundo lugar, el retraso implica que estas organizaciones están luchando por hacer cosas nuevas, por adoptar nuevas tecnologías, por reinventar formas de trabajar. En este sentido, ambas investigaciones miden en realidad la capacidad de adaptación de las organizaciones encuestadas. Y dichas capacidades de adaptación parecen ser escasas.
Detrás de las deficiencias en los esfuerzos de transformación de los bancos se esconde un problema de raíz: pocos invierten en solucionar las necesidades del banco y del cliente del mañana, optando en su lugar por centrarse en soluciones y tecnologías que se ajustan a las necesidades de ayer.
Cuando se les preguntó a los bancos más avanzados en sus estrategias de Transformación Digital sobre las tecnologías emergentes que han implementado, la respuesta deja mucho que desear: 71% utiliza APIs, 69% computación en la nube, 35% Automatización Robótica de Procesos (RPA), 29% Chatbots y sólo 25% Machine Learning.
Es de destacar que, de acuerdo a este estudio, tan solo un 2% utiliza realidad Virtual, y nadie utiliza Blockchain, Inteligencia Artificial, robótica avanzada, sistemas Core en modalidad SaaS, ni finanzas embebidas. Y con razón o sin ella, ninguno mencionó el metaverso.
Se podría argumentar que los bancos simplemente se están poniendo al día y que en algún momento lo harán. El reto, por supuesto, es que para cuando se hayan puesto al día, el juego habrá cambiado de nuevo, y también las tecnologías necesarias. Es por esto que hoy en día es tan valioso adoptar el paradigma de la Adaptación Infinita para guiar a una organización hacia el futuro. Y para hacerlo con éxito, es necesario conocer (y seguir al pie de la letra) las siete leyes desarrolladas por Chris Colbert que detallaremos a continuación.
Ley #1: Decodificar a los clientes
Los clientes son el motor de las organizaciones, por lo tanto, es fundamental empezar por conocerlos y entenderlos a fondo.
Ya no alcanza con la información que se tiene de ellos bajo la mirada de la Transformación Digital. Para recorrer el camino de la Adaptación Infinita se recomienda repensar la estrategia y replantearse cómo conocer a los clientes desde una visión de 360 grados, que vaya más allá de la mera información demográfica e indague verdaderamente en quiénes son, cuáles son sus necesidades y por qué comprarían los productos o servicios de una organización. Ese es el tipo de preguntas profundas que hay que realizar, obtener información y analizar.
Ley #2: Decodificar y recodificar a la organización
Desde el punto de vista de Chris Colbert, la mayoría de las personas no entienden cómo funcionan sus organizaciones o por qué hacen muchas de las cosas que hacen. Sin embargo, para poder ser adaptativos es necesario hacer un examen de autoconciencia, mirar hacia adentro y revisar el ADN de la organización. Lo que sigue es pensar en cómo reprogramarlo para que sea más adaptativo. Al hacerlo, será necesario darle un sentido que sea fácil de entender para todos los miembros de la organización y con el que sientan afinidad.
Ley #3: Definir y motivar las habilidades, la mentalidad y los comportamientos necesarios
“Para adoptar el paradigma de la Adaptación Infinita es necesario entender que una organización, en definitiva, no es más que un conjunto de habilidades, mentalidades y comportamientos”, asegura Chris Colbert. A partir de hacer ese “click” es necesario revisar objetivamente qué es lo que se tiene, qué se necesita para ser más adaptativo y trazar un plan de acción para conseguirlo. El mismo debe involucrar a todos los estratos y miembros de la organización.
Ley #4: Medir los esfuerzos de adaptación
No se puede llegar a un destino si no se tiene visibilidad del camino que se está recorriendo. Por esta razón, es necesario medir las capacidades de adaptación de la organización y sus miembros. Para ello es recomendable establecer una forma de medición cualitativa y cuantitativa, que sirva para poder hacer una revisión periódica del rendimiento de cada empleado bajo la óptica de las necesidades de adaptación. Dichos métodos de medición pueden variar según cada organización.
Ley #5: Derribar los muros
Las organizaciones están compuestas por diversas áreas que operan, en la mayoría de los casos, como silos. Esa forma de trabajo, cerrada y desconectada, atenta contra la habilidad de adaptarse. Al contrario, para construir una organización más adaptativa hay que tener la mirada puesta en la naturaleza, en la que todo está conectado y, de esa forma, empezar a repensar en nuevas formas de unir, de forma orgánica, los puntos que conectan a toda la organización.
Ley #6: Enseñar y aprender
Otra de las claves para que una organización sea positivamente más adaptativa pasa por la capacidad de sus miembros de saber enseñar y aprender a fomentar esta habilidad. De nuevo, aquí es necesario mirar a la naturaleza, en la que los seres vivos transmiten su conocimiento de uno al otro, fomentando la cooperación y el bienestar a futuro.
Ley #7: Adaptar el propósito
La última ley propuesta por Chris Colbert consiste, paradójicamente, en una vuelta a los principios básicos de cada organización: revisitar y repensar su misión, su propósito, desde una perspectiva más amplia y colaborativa. Por ejemplo, el propósito de un banco debería estar enfocado no solo en el factor económico, sino en ayudar a sus clientes a mejorar su bienestar humano, el de sus familias y, en estrecha relación, el de la sociedad.
¿Ya tienes todo listo para empezar a construir una organización más adaptativa? Para redimensionar estos siete principios y terminar de entender cómo aplicarlos correctamente en América Latina, te recomendamos descargar el whitepaper: “El Fin de la Transformación Digital y el Comienzo de la Era de la Adaptación Infinita”, escrito por Chris Colbert. No te pierdas la pieza necesaria para preparar a tu institución para el futuro.