Los líderes de los negocios en todo el mundo ya lo saben: la adaptación es la nueva ventaja competitiva, una de las principales habilidades necesarias para prosperar en la actualidad (y sobrevivir). La industria financiera no es inmune a esta realidad, y no puede escapar de este paradigma.
Durante las últimas décadas, las empresas en todos los sectores comenzaron a ver en las nuevas tecnologías digitales una oportunidad de eliminar procesos que no generaban valor, de incrementar la eficiencia, ofrecer nuevos productos y servicios, y mucho más. Es así que la Transformación Digital se convirtió en motivo de inversión multimillonaria por parte de organizaciones alrededor del mundo.
Sin embargo, estas iniciativas no siempre rindieron como se esperaba. En muchos casos, esto es consecuencia de que a este concepto subyacen supuestos que están obsoletos. El primero es que la Transformación Digital consiste principalmente en invertir en nuevas tecnologías, y el segundo es que es un ciclo cerrado, con un principio y un fin.
La caducidad de estas afirmaciones quedó en evidencia con la pandemia por el Covid-19. Este evento enseñó a las instituciones que la única constante en este mundo es el cambio, y que transformarse digitalmente una sola vez no sirve, porque la necesidad de reformularse e innovar nunca va a desaparecer.
En vez de plantearse la innovación como Transformaciones Digitales repetidas, con ciclos de incorporación de nuevas tecnologías que se suceden, es más conveniente reemplazarlo por el concepto de la adaptación. Es decir, comenzar a pensar en el cambio constante como la brújula que guíe las decisiones de una organización, y actuar en consecuencia.
A continuación, desarrollaremos el concepto de la adaptación, por qué es tan importante para la industria financiera, y el paso a paso para que esta habilidad se convierta en una ventaja competitiva sostenible, que garantice el éxito empresarial.
La adaptación se podría definir como la capacidad innata de cualquier entidad para responder constantemente a los cambios del entorno con el fin de asegurar su existencia continuada. Como dijo célebremente Charles Darwin, la especie que sobrevive no es la más fuerte o la más inteligente, sino la que se adapta al cambio. En la naturaleza, esto implica una adaptación física, fisiológica y psicológica, y también una modificación de su papel en la cadena alimentaria, su finalidad.
Las empresas, así como las especies, también deben tener en cuenta todas las aristas de la adaptación. Deben cambiar físicamente, incorporando nuevas tecnologías, productos y servicios, fisiológicamente, modificando su manera de trabajar, y psicológicamente, transformando su forma de pensar.
La industria financiera puede beneficiarse enormemente de incorporar a la adaptación continua como paradigma a seguir. Especialmente en este sector, el ritmo del cambio es vertiginoso, surgen nuevas tecnologías, modelos de negocio, productos y servicios en un abrir y cerrar de ojos. La finalidad: satisfacer las demandas y expectativas de los clientes, que quieren acceder rápido a experiencias hiper personalizadas.
Los neobancos y las fintechs, compañías nativas digitales, hacen frente a estos cambios en la economía de forma más orgánica, pero las instituciones bancarias incumbentes no tienen por qué quedarse atrás. Los bancos tradicionales también pueden atender a las necesidades del nuevo consumidor, pero necesitan hacerlo desde el punto de vista de la adaptación para obtener mejores resultados. En el próximo apartado encontrarás una guía paso a paso para entender cómo dejar atrás la Transformación Digital y entrar de lleno en la Era de la Adaptación Infinita.
Es cierto que cada vez se complica más y más la tarea de mantenerse a la vanguardia y estar por delante de la competencia. Pero la lógica de la adaptación siempre va a ser el camino correcto a seguir, porque este enfoque proporciona una manera dinámica y sostenible a largo plazo de lograr una ventaja competitiva. A continuación, podrás aprender acerca de los cinco pasos que puedes aplicar para que tu institución sea más adaptativa:
Primer paso:
Aceptar la necesidad de que todos los componentes de la empresa se adapten, desde cada proceso y producto hasta cada departamento y empleado, incluidos los miembros de la cúpula directiva. No es suficiente con que sólo un área de la institución adopte este enfoque. Todo miembro debe sintonizar sus antenas a las señales de cambio, y en un contexto cada vez más agitado, todo puede quedar obsoleto de forma rápida: un modelo de negocio, un producto, una estrategia, y más.
Segundo paso:
Aceptar que la psicología de la adaptación es lo más crítico y lo más difícil de hacer. Adquirir nuevas tecnologías, cambiar procesos e incluso redefinir objetivos es fácil comparado con la tarea de cambiar la forma de pensar, creer y actuar de una organización y su gente.
Las empresas deben hacer del cambio de comportamiento y mentalidad de arriba abajo un objetivo primordial, apoyado por una comunicación constante entre los líderes, sistemas de gestión y desarrollo del rendimiento y programas de incentivos y reconocimiento. Las instituciones deben fomentar la creación de un entorno de trabajo donde la adaptación pueda florecer. Es decir, uno en donde se aplauda la autonomía, la asunción de riesgos, el intercambio, la flexibilidad, la diversidad y el flujo de conocimientos.
Tercer paso:
Crear canales bidireccionales directos con el entorno externo e interno. Como sugiere la definición, la adaptación es la modificación de un organismo o de sus partes que lo hace más apto para la existencia. Más apto significa estar más en sintonía con su entorno y con todo lo que éste presenta.
En el caso de las empresas, deben mejorar su capacidad de entender el entorno como clientes, competidores directos, competidores indirectos, tecnologías emergentes, tendencias sociales, normas culturales internas y expectativas cambiantes de los empleados.
Un ejemplo que ilustra esto es el de Netflix. En una época en la que el servicio de alquiler de DVDs por correo era una de las prácticas más avanzadas, el CEO de Netflix, Reed Hastings, se sintonizó por completo con su entorno y vio más allá de la última tecnología del momento. Hastings analizó las posibilidades que permitirían los adelantos tecnológicos, y los relacionó con los cambios en los hábitos de consumo de los usuarios. La visión que tuvo fue adelantada a su época y revolucionó a la industria del entretenimiento: transmitir películas a través de Internet directamente a las pantallas en las casas.
Cuarto paso:
Reajustar el plan estratégico y operativo para responder a las verdades constatadas del entorno como oportunidad o amenaza. El reajuste requiere la voluntad de desprenderse de prácticas, productos e incluso creencias heredadas, y de adoptar un nuevo nivel de asunción de riesgos en toda la organización.
La adaptación es cambio, y la mayoría de las organizaciones no logran cambiar a tiempo. Una de ellas fue Nokia. En 2007, la compañía tenía más del 50% del mercado mundial de teléfonos inteligentes, y en el 2013 tenía menos del 3%. Esto fue consecuencia, entre otras cuestiones, de que fueron reacios a aceptar el ritmo al que se desarrollaba el software y las transformaciones en las expectativas de los clientes y modificar su estrategia acorde a esta nueva realidad.
Quinto paso:
Crear nuevas medidas de rendimiento que reflejen el progreso de la adaptación, porque lo que no se mide no se puede mejorar. Aunque las medidas estándar de los cuadros de mando corporativos, como los beneficios, la rentabilidad del capital y el crecimiento orgánico, siguen siendo válidas, en la era de la adaptación debemos incluir ahora medidas como el crecimiento del capital de conocimiento, el tiempo que se tarda en llegar al cliente y la elasticidad cultural.
Escrito por Chris Colbert, Former Managing Director de Harvard Innovation Labs y Chairman of the Board de Fintech Americas, el Whitepaper "El Fin de la Transformación Digital y el Comienzo de la Era de la Adaptación Infinita" explora en detalle este cambio de paradigma.
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